Deseo de Noah

Deseo de Noah

viernes, 13 de abril de 2012

El deseo de Noah -Capitulo 3: La envidia amistosa-


Capitulo 3: La envidia amistosa 

-''La amistad. Oh, eso que vosotros, los humanos, valoráis tanto. Pensad detenidamente esto por un segundo...Realmente merece que lo valoréis tanto? Cuesta tanto de formar una amistad tan estrecha y en pocos segundos queda reducida a cenizas...los humanos sois egoístas. Nadie piensa a detenerse a pensar el los sentimientos de los otros cuando a ti te favorecen. Y cuando ya lo les dais lo que necesitan tus amigos te abandonan. Y estas solo. Completamente solo. No es mejor la soledad en si? Sin nadie que te manipule inconscientemente y que no te susurre ideas contrarias a las que tu tienes... Pero, por el otro lado, ese sentimiento me favorece. Crea que los corazones cuando se sienten solos se oscurezcan y yo pueda conseguir el alimento que tanto ansió... Gracias humanos, gracias por albergar esos sentimientos estúpidos en vuestro pequeño corazón.''- 

Xaros se despertó con la misma rutina de cada mañana, como si no hubiera variado nada de su vida. Se despertó con el fuerte despertador, se cae de la cama y grita de dolor, se levanta, se viste y hace la mochila y le da un trozo de tostada a su gata Lulu. No se había encontrado a Noah en toda la casa, se habría ido a buscar mas oscuros, posiblemente. 

Cuando salió de casa Ruby la esperaba con una calida sonrisa en su rostro. Ruby se fijó en el collar con la joya purpura rodeando su cuello y Xaros le mintió diciéndole que lo había encontrado por casualidad. Tuvieron una conversación bastante trivial de camino al instituto de la cantidad de exámenes que tenían y de lo cansado que seria la clase de gimnasia de hoy. Finalmente llegaron y se sentaron en sus respectivos sitios. Tuvieron una tranquila clase de lengua y después se cambiaron es diferentes vestuarios chicos y chicas para ir a clase de gimnasia. Mientras los chicos se peleaban amistosamente entre ellos Xaros estiraba los músculos sin preocuparse mucho en los diez minutos que tendría que aguantar corriendo. Su paz acabó cuando el suelo tembló levemente y escuchó un gemido. Xaros dirigió la mirada hacia donde provenían los gritos. Dilan se había caído al suelo estrepitosamente persiguiendo a otro chico. Gritaba de dolor cogiéndose el tobillo. Xaros se quedó completamente paralizada al verlo en el suelo gritar sin consuelo, no podía moverse por mas que deseara acercarse a él para socorrerle. Solo pudo morderse el labio inferior con fiereza. Al final la profesora de Gimnasia y el chico al que perseguía, Luke se llamaba lo ayudaron a moverse y lo sentaron en los bancos que había al lado de la pista.  
Los músculos de Xaros se relajaron se acercó a Dilan para conversar. Se había torcido un tobillo y tenia las rodillas rascadas. Le habían desinfectarlo la herida pero no había nada para cubrirlo. 

-Cubrirlo?- dijo Xaros metiendo la mano en su pantalón.- Me parece que tengo alguna tirita por aquí...- finalmente la encontró y se arrodilló para ponérsela a Dilan. 

-¿No vas a soplar la herida para que no duela?- dijo el chico con ojos retadores. Xaros le envió una mirada asesina y sopló levemente y le puso el parche en la rodilla. Se puso de pie pero la mano de Dilan le cogió la muñeca.- Ese collar...- Dilan observaba el collar purpura de Xaros con ojos serios y el collar brillo fuertemente. La expresión de Dilan cambió a una dulce sonrisa.- Es un collar muy lindo.-  

Xaros se ruborizó se cubrió con sus manos el collar y simuló susurrar un débil ''gracias''. Las chicas que escucharon la conversación se acercaron y observaron el collar de Xaros y dijeron que era muy lindo y bonito. Mas tarde, cuando bajaron a las duchas para cambiarse de ropa, las chicas exclamaron al ver las múltiples tiritas y arañazos de Xaros. Volvió a mentir diciendo que se lo había echo su gato. Le resultaba tan irónico que para una persona que odia las mentiras dijera tantas. Pero nunca había sido buena mintiendo, y nunca seria capaz. 

Fueron de nuevo a clase a continuar las dos horas que quedaban allí dentro. Xaros abrió la libreta, cogió el lápiz y empezó a hacer garabatos sin sentido con expresión aburrida. 

-Eh... viste lo que hizo Xaros con Dilan?- unos susurros se escuchaban desde el fondo de la aula.- Y el collar que llevaba? Quien se cree que es ahora?- Xaros giró instintivamente la cabeza hacia donde provenían los susurros. Unas compañeras suyas de curso ''amigas suyas'' la observaban y la hicieron un pequeño saludo. Xaros volvió a posar sus ojos en la libreta y cogió de nuevo su lápiz.- Acaso nos escuchó?...No, es imposible, estamos muy lejos de ella...realmente ella te cae bien...? Pues a mi no...no lo se! Solo me cae mal!- 

Las mejillas de Xaros se fueron sonrosando poco a poco. Se sentía humillada, estúpida. Como podía haber confiado en personas que la critican a sus espaldas? Porque la mentían de esa forma? Solo quería acabar con toda esa humillación estúpida. Se tapó las orejas con las manos pero aquellas criticas seguían perforando de una manera y otra en sus oídos, como si algo las impulsara a penetrar dentro. Se acabó el instituto y salió corriendo del aula dejando atónitos a todos sus compañeros. Corrió y corrió sin rumbo alguno con las orejas tapadas por sus manos y los ojos fuertemente cerrados. Quería evitar derramar lagrimas. Ella aparentaba ser dura pero lloraba con cierta facilidad y no quería que nadie la viera llorar. 

Finalmente se detuvo en una esquina detrás de la escuela, se sentó en la oscura esquina y empezó a llorar con la cabeza escondida entre sus piernas. Gemía muy flojo para que nadie pudiera escucharla y así pasar un rato en soledad ahogando sus sentimientos. Se apretó fuertemente su collar instintivamente, que este, sin que Xaros se hubiera dado cuenta se estaba volviendo cada vez de un color mas triste y oscuro. Cinco minutos despues de haber estado llorando una mano se posó en su hombro. Xaros levantó su cabeza lentamente esperando encontrarse con el rostro de Ruby pero no fue así. A su lado se encontró a una chica desconocida con el mismo uniforme que su escuela, de piel algo mas morena que la suya y cabellos rubios. 

-Quien...?- La chica misteriosa la miró y le guiñó un ojo mientras se sonreía. 

-Tranquila, yo era como tu hace unos años.- dijo la rubia mientras le acariciaba la cabeza a la morena.- Aunque no quieras te afectan las cosas inconscientemente y acabas derrumbándote...- La chica se levantó de un salto y le extendió una mano con un pañuelo amarillo.- No esta mal llorar de vez en cuando para expulsar los sentimientos encontrados. Me llamo Daniela...llámame Dan, encantada de conocerte ehh...- 

-X-Xaros- tartamudeó. Tomó el pañuelo y se limpió sus gafas, que estaban llenas de restos de lagrimas. Apartó las manos de su collar, que volvía a brillar con un color vivo- Dan...- Dan se giró y la miró.- Gracias.- Xaros esbozó una sonrisa sincera. Pocas veces sonreía de esa forma, ya que era muy tímida y reservada y parecía que Dan también lo sabia. Las mejillas de Dan lentamente se fueron coloreando con un débil rosa y le devolvió la sonrisa. 

Las dos chicas se fueron a dar una vuelta, evadiendo pasar por la entrada del instituto para que nadie viera los rojos ojos de Xaros.  Dieron un paseo por la ciudad, hablaron de todo un poco y al final fueron al parque ha hablar. Xaros se sinceró completo con ella aunque solo la conociera desde hace unas horas. Necesitaba liberar todos esos sentimientos acumulados en su pobre corazón. 

Habló de su soledad, de su tristeza, de los años que llevaba enamorada de Dilan sin poder expresar tales sentimientos que le ardían en el pecho y sus amigas que le habían fallado. Se había derrumbado porque no sabia en quien confiar. Desconfiaba de toda la gente, le tenia miedo a sus palabras hirientes. Solo podía confiar en si misma y estar solo contigo como único apoyo al cabo del tiempo te acabas  sintiendo apartada del mundo que te rodea. 

Sus ojos volvieron a expulsar finas lagrimas, pero Dan la abrazó con cariño. Sus brazos rodearon la espalda de Xaros y ella se aferró a la camisa de Dan para sentir que tenia alguien a su lado. Dan le apretó fuertemente contra su pecho como si le hubiera leído los pensamientos y le acarició su largo cabello mientras repetía todo el rato la misma frase. 

-Yo te protegeré...- 

Dan llegó a su casa muy cansada, nunca pensó que pasaría el día así, y menos con esa persona. Su hermana menor y su perro la recibieron y ella les dio un respectivo beso a cada uno. Subió a su habitación para cambiarse y escribió las cosas que había echo hoy en un pequeño diario decorado con infantiles dibujos. Volvió a bajar y cenó con sus padres y, entre risas, les contaba lo que había pasado en clases. Media hora mas tarde volvió a su cuarto y preparó lo de mañana y finalmente, durmió plácidamente en su cama. Mientras soñaba, recordaba aquella sonrisa que en su momento le había parecido otra mas sonrisa le causaba que sus labios se fueran expandiendo y creando una dulce sonrisa y sus mejillas se sonrosaron con un color rosa. 

Aquella noche Dan soñó con Xaros. 

Pero Xaros soñó con Dilan. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario