Deseo de Noah

Deseo de Noah

viernes, 20 de abril de 2012

El deseo de Noah -Capitulo 4: Palpitaciones-


Capitulo 4: Palpitaciones 

-''Realmente me molestó que aparecieres. Muchísimo. Hasta extremos insospechados. Incluso deseé tu muerte y desaparición de la faz de la tierra. Casi había conseguido que aquella gema purpura se llenara de oscuridad con aquellas sucias mentiras y apareciste tu y la purificaste. Te odio. Te odio mucho. Pero ahora podrías serme de utilidad. Me da igual hacer danzar una marioneta mas a mi son. Así la obra teatral será mas entretenía. Empieza a agobiarme tantos muñecos con los que jugar y tantas cuerdas con las que mover, pero por la finalidad que mi misión atañe esta bien. Pero no lo olvidéis, todos vosotros sois mi alimento y mi juguete, me da igual si sois heridos, todos vosotros me pertenecéis de una manera u otra.''- 
Dan se despertó con palpitaciones en el pecho. 

No podía creer que hubiera soñado con aquella chica, con Xaros. La había conocido ayer y cuando pensaba en ella su corazón se aceleraba y sus mejillas ardían. No, no podía creer lo que pasaba. No quería creerlo. Se había cruzado con ella en algún momento en el instituto o la habría observado algunos momentos, pero no podía creer que eso tan simple pudiera desembocar en tan increíbles sentimientos. Sacudió la cabeza a banda y banda intentando olvidarse de eso, resultando ser en vano. Se vistió nerviosamente y se dirigió hacia la puerta. Cuando fue a abrirla notó que unos ojos clavaban la mirada en ella, y se giró. Solo estaba la ventana abierta, dejando entrar la brisa mañanera. Dan se extrañó, porque no había abierto la ventana, la cerró y salió de su habitación con prisa. Estaba tan nerviosa que salió de casa sin desayunar. Cuando llegó a el instituto una chica de cabellos castaños y ojos del mismo tono le pararon en seco. 

-Hola!- dijo Xaros con energía. Dan evitaba por todos los medios mirarla a la cara.- gracias por lo de ayer...toma, tu pañuelo.- Le extendió la mano donde llevaba un pequeño pañuelo finamente doblado de color amarillo. Dan fue a tomarlo y su mano rozo con la de Xaros. Su rostro se sonrojó y apartó la mano rápidamente. Xaros la miró desconcertada. Dan entró dentro sin dar ningún tipo de explicaciones. 
Dan seguía negándolo. No quería afirmarlo de ningún modo. Pero en cambio se pasó todas las horas de clase observando dos mesas mas allá de la de ella observándola. Aunque Xaros parecía que observaba a otra banda. Ella miraba tiernamente al chico que tenia a su lado, a Dilan. Dan suspiró derrotada. Sintió que alguien también suspiró como ella. Miró a su derecha, y tres mesas alejada de ella un chico de cabellos chocolate observaba encandilado a la muchacha de largos cabellos. Dan no pudo evitar sonreír un poco. Aquella muchacha parecía no tener la suficiente autoestima para gustar a otra persona, pero mas de una le gustaba. 

-Acaso el amor de nosotros tres no es correspondido?- pensó Dan con expresión aburrida aguantándose la cabeza con la mano. Al cabo de unos segundos levantó ligeramente la cabeza y la sacudió de una dirección a otra.- Pero que digo? Yo no estoy enamorada, solo...- volvió a reposar su cabeza encima de su mano y con expresión aburrida. 

Finalmente se acabaron las clases y Dan respiró aliviada. Metió los libros en la mochila y salió de clase con tranquilidad. Al doblar una esquina, pudo llegar a ver en una estrecha calle a Xaros conversando con alguien que no llegaba a ver. Se escondió en una pared y llegó a alcanzar a ver un pequeño animal blanco con una gran cola. Dan se extrañó, que hacia hablando con un animal...y que tipo de animal era? Nunca había visto una raza así. La criatura se puso en movimiento y la muchacha fue detrás suyo. La curiosidad de Dan se la comía por dentro, así que no tuvo otro remedio que seguirlos. Corrieron durante unos minutos, Dan parándose de vez en cuando para asegurarse que no la veían. Finalmente llegaron a un gran rio que había a las afueras de la ciudad. Como empezaba a atardecer no había nadie mas allí y una agradable brisa chocaba contra la piel. El animal simuló mover los labios como si dijera algo y Xaros asintió. Dan estaba cada vez mas confundida. Pero para su sorpresa un gran animal surgió del rio, salpicando todo lo que tenia alrededor, incluyendo a Xaros. El pequeño animal fue mas rápido y lo esquivó. 

-Ese es tu segundo oscuro! derrótalo y consigue su gema!- gritó la criatura de color blanco a la vez que corría. 

-Porque?...Porque nadie me ayudó cuando yo gritaba auxilio en el fondo de este rio?...VOSOTROS ME DEJASTEIS MORIR!- gritó ese ser oscuro a la vez que se abalanzaba encima de la muchacha. Dan instintivamente salió de su escondite y corrió hacia ella. 

-XAROS!- gritó ella con todas sus fuerzas. La chica dirigió sus castaños ojos a Dan antes de que el viscoso animal se la tragara. Dan cayó de rodillas, sin creer lo que sus ojos veían. Pero antes de que tuviera tiempo a reaccionar y pensar que podría salir herida de allí, una luz purpura brillo desde el interior del oscuro ser. El centro del animal quedó destripado y salió Xaros con un lindo vestido verde y dos espadas, cada una brillando de un color distinto, una blanca y la otra negra. 

-Huye de aquí! RAPIDO!- le gritó Xaros a Dan poniéndose delante de ella para protegerle de los ataques del oscuro. Le cortó un miembro de un espadazo que se acercaba peligrosamente. 

-Pero...Tu...tu puedes resultar herida! Vámonos juntas!- Le suplicó Dan aun en el suelo. Xaros la miró con fiereza. 

-TE HE DICHO QUE TE VAYAS, JODER!- Gritó Xaros a la vez que una de sus espadas se impregnaba mas de aquel aura negra. A Dan le asustó aquella fiera mirada de Xaros y se fue corriendo del lugar, dejando a la muchacha luchar con aquel extraño ser. 

Dan se quedó sentada en la entrada de la casa de Xaros con la cabeza escondida entre sus rodillas. Y si le había pasado algo a Xaros mientras ella huía? No se lo perdonaría nunca. No se suponía que la protegería a ella y no al revés? Porque ahora resultaba que aquella dulce chica que tanto admiraba era una fiera chica que mataba monstruos gigantes? No entendía nada, eso escapaba del razonamiento humano... 
-Daniela...- susurró una débil voz. Xaros había llegado a casa. Su rostro se notaba que estaba extremadamente cansada. Aunque su uniforme de instituto estuviese totalmente seco su cabello seguía algo mojado. En su piel tenia algunas magulladuras y algo de resto de sangre.-...Siento...lo que te dije antes...- 

-Xaros, yo...no entiendo nada, puedes...- antes de que pudiera acabar la frase los castaños ojos de Xaros se rindieron al cansancio y se cerraron, dejando caer el débil cuerpo al suelo. Antes de que tuviera contacto con el suelo Dan la cogió.- Estas bien, Xaros? Puedes mantenerte en pie?- 
Dan ayudó a Xaros a entrar dentro de su casa y la dejó encima de su cama para que reposara. La chica le sonrió y con una tierna mirada le dio las gracias. Dan se despidió y se fue a su casa. Se sentía confundida y desconcertada. No había obtenido respuestas pero por lo menos sabia que estaba bien...o por lo menos, estaba con vida. 

Llegó a su casa y sus hermana y su perro la recibieron, pero no les dio un beso. Se negó a cenar y se fue directamente a su habitación. Cuando entró en su habitación sintió una helada brisa. La misma brisa que había sentido antes de que el monstruo apareciera. Cuando abrió los ojos vio que, acompañado por la luz del atardecer, una criatura no mas grande que un gato, de color blanco y con una larga cola blanca reposaba allá. Sus intensos ojos rojos la observaban sin ningún tipo de sentimiento en ellos. Dan reconoció aquel animal, era el que guió a Xaros a aquella criatura y después se fue. 

-Porque dejaste a Xaros sola antes, con ese extraño animal?- preguntó Dan mirándolo con odio
. 
-…- El animal cayó suavemente de la ventana al suelo.- Aquí las preguntas la hago yo. Resulta que tu ''ansias'' proteger algo, no?- Dan abrió los ojos. Como podía saberlo? Acaso ese anima leía la mente? Dan miró al suelo, con las mejillas ardiendo.- 

-...Si...yo quiero...protegerla...- cuando volvió a levantar la vista ya no era su habitación donde estaban, sino un lugar sin principio ni final, donde el blanco y el negro chocaban en una frontera igualada.- Donde...?- 

-No preguntes. Entonces, para proteger lo que tu ''ansias'', serias capaz de dar cuerpo y alma en una caza?- Dan volvió a mirar al suelo con preocupación.- Si aceptas, te concederé un deseo cuando mates mil oscuros.- Dan levantó la mirada y observó los ojos de la criatura. 

-Un deseo? El que quiera?- 

-El que quieras...ahora dime, para obtener tu poder, dime cual es tu mayor miedo- Dan observó hacia el infinito de aquella línea entre el blanco y el negro. en su mente apareció Xaros y una lagrima le resbaló por la mejilla. 

-Me aterroriza...no poder proteger a los que amo...- 

-Y que es lo que deseas?- 

-…- Dan sonrió levemente.- No se que es lo que deseo por ahora. Solo quiero protegerla. Con tener el poder suficiente para que ella lo salga herida estoy satisfecha.- 

Volvieron a la habitación de Dan y esta se levantó ligeramente la camisa. En su ombligo se había instalado una pequeña piedra en forma de gota de color azul claro. Dan acarició la pequeña perla con delicadeza. 

-Esa es tu gema del poder.- dijo el animal.- Mi nombre es Noah, el ángel guardián.- 

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