Deseo de Noah

Deseo de Noah

domingo, 13 de mayo de 2012

El deseo de Noah -Capitulo 7: Amargos y odiosos recuerdos-


Todo esto empezó cuando yo tenia 14 años, la edad actual que tiene ahora mi prima Xaros. Ella en aquel entonces estaba en la tierna edad de 7 añitos. 

Iba al mismo instituto que esta en la actualidad mi prima, y los uniformes eran los mismos. El recinto tampoco había variado mucho en estos siete años. Todo el problema comenzó cuando yo, tan dulce e inocente era en ese entonces, que mis compañeros de clase y mi prima incluida me empezaron a llamar Honey, recordando el dulce sabor de la miel, y dando que mi cabello es de un rubio miel. Me enamoré perdidamente de un compañero de clase. Si, un compañero, un chico. Me enamoré de sus ojos, de su cabello, de su forma de ser, de su sola existencia en este mundo ya me llenaba. Era tan tímido en ese entonces que no podía mediar palabra con el sin ponerme colorado e irme corriendo.  

Además de estar desconcertado por amar a un hombre y ser extremadamente tímido intente encerrar esos sentimientos en lo mas profundo de mi corazón pero el candado solo duró dos años. Antes de acabar el instituto tuve le terrible necesidad de, como mínimo, escribirle una carta expresándole todos mis sentimientos. Al final de ella solo me atreví a firmar con una H. Con cierto nerviosismo conseguí dejarle la carta en su taquilla sin que nadie me viera. 

Al día siguiente mi carta estaba expuesta en el tablón de anuncios en modo de burla. Aunque nadie supo que fui yo, la humillación que sentí fue colosal. Empecé a odiar a la persona que amaba por colgarlo, empecé a odiar a mis compañeros por reírse, empecé a odiarlos a todos. 

Empecé a odiar el amor. 

Pero un día una criatura blanca y pura como la nieve me brindó su poder. Yo solo dije ''Temo a la gente que te juzga'' y me dio un poder inimaginable, una fuerza con la que nunca antes pude haver soñado. Vestido con ropajes rojos y negros y una sola ala negra en mi espalda surcaba los cielo en busca de oscuros, que eficazmente derrotaba con mis pistolas. La ala que habia surgido en mi espalda representaba perfectamente la libertad que yo quería conseguir, pero que no conseguía. Cada vez que derrotaba un oscuro saboreaba la victoria en mi paladar, el dulce sabor del poder y la superioridad. Todo por mi deseo que aun guardo en lo mas profundo de mi corazón. 

Cada vez comía menos y vomitaba, llegaba a casa con sangre y moratones, fruto de las múltiples peleas que yo mismo causaba en el instituto y mis batallas contra oscuros. Empecé a llevarme mal con mis padres y a gritarles sin sentido. Sabia que solo estaban preocupados por mi, pero en mi estado de rebeldía no se podía hablar. 
Incluso deje de visitar a mi prima pequeña, la que consideraba casi mi hermana. Había escuchado por boca de mis padres que ella realmente me echaba de menos y que se sentía muy triste, pero hice odios sordos. Solo me apetecía matar el tiempo tumbándome en mi cama y ver las nubes moverse lentamente, y cuando era de noche, salir a emborracharme. 

Un día, sin previo aviso, llegó a casa y en mi cama me esperaba mi prima Xaros con un lindo vestido y las mejillas sonrosadas. No se dio cuenta que entré hasta que cerré la puerta. Ella al principio me sonrió pero su cara cambió al verme el cigarro en una mano y la botella de licor en la otra. 

-Honey...no venias a verme, así que decidí venir a verte yo.- Dijo la pequeña tapándose ligeramente la boca con la mano para no respirar este humo nocivo. Yo mojé mis labios e hice otra calada al cigarro. Ella se levantó enfadada, me quitó el cigarrillo de la mano, lo tiró al suelo y lo pisó fuertemente. 

-Eh!- protesté yo mientras dejaba la botella en una estantería. Ella me miró con rabia y levantó la mano. Yo giré mi cabeza y cerré mis ojos esperando su mano en contacto con mi mejilla pero su mano nunca llegó a ella. Lentamente empecé a abrir los ojos y vi el rostro de Xaros derramando lagrimas. Mantenía la mano en alto pero estaba temblando. 

-Porque...?- digo ella entrecortadamente.- Porque te estas intentando matar lentamente?- Xaros bajó la cabeza y cerró sus ojos con fuerzas, y se agarró los bajos de la falda y empezó a llorar con mas fuerza.- Yo te admiraba! Admiraba tu bondad y tu humildad! Porque tuviste que cambiar? Yo quería amar a alguien como tu!- Me quedé perplejo al ver la escena. No sabia que Xaros sintiera eso por mi. No sabia que decir, me quedé mudo. 

-Pero...el mundo es cruel, la gente cambia para sobrevivir en los horrores de este mundo...- 

-Pero...pero...! Yo realmente te admiraba y deseaba estar con alguien como tu! Acaso dices que nunca encontraré a alguien tan dulce e bueno como tu?- preguntó la muchacha abriendo los ojos, llenos de lagrimas. Sentí la necesidad de abrazarla, pero ella se adelantó y se aferró a mi pecho. Le acaricié su largo pelo para consolarla. 

-Si volvieras a ser como antes...me prometerías estar conmigo cuando seamos mayores?- Abrí los ojos ante esa pregunta. Era algo absurda pero a la vez conmovedora. 

-Pero tu no amas a nadie?- 

-Yo...no encontraré persona tan gentil como Honey lo es...pero si tu encuentras una persona que te hace feliz entonces no me importaría.- Xaros se apartó de mi pecho y me miró con sus cristalinos ojos y una dulce sonrisa.- Solo quiero que vuelvas a ser como antes, Honey...- 

-...Honey...Honey...HONEY!- mis ojos se abrieron lentamente. Me dolía todos los huesos y tenia frio, aunque estuviera envuelto en mantas y en un colchón muy reconfortable. Cuando conseguí abrir los ojos, vi el rostro de Xaros igual que el de hace 5 años. Sus ojos estaban bañados en lagrimas que resbalaban y caían en mis mejillas y sus labios formaban una fina y dulce sonrisa. - Por fin despertaste!- Xaros me abrazó fuertemente. Ahora me acordaba, habíamos luchado contra un fuerte oscuro...mi querida y dulce prima 7 años mas pequeña que yo también cazaba oscuros? Era ella la chica que había visto aquel día en el bosque? Que deseo tan irrefrenable guardaba en su débil  corazón para enfrentarse a tal bestialidad? Alargué mi mano y le quité una lagrima de un ojo de mi prima. 

-...Xaros...- mi garganta estaba seca y no tenia fuerzas ni para hablar. -Te acuerdas aquella promesa de hace 7 años?- su expresión se relajó y se concentró. 

-...Que...que promesa?-. Lo olvidaba, Xaros era increíblemente olvidadiza. Era capaz de olvidarse de que había desayunado esa mañana, pero la historia de su manga favorito jamás se le olvida. Así era ella. 

-La promesa que hicimos, dijiste que me amabas...- Al decir la ultima frase las mejillas de Xaros enrojecieron y empezó a agitar los brazos. Ahora si se acordaba. 

-P-Pero éramos pequeños y...- Bajó la cabeza, avergonzada. Se me escapó una débil risa. Le puse mi mano en la mejilla para que me mirara a los ojos. 

-Tu amas ya a alguien?- ella volvió a mirar al suelo. Eso significaba que si. Suspiré. -Y veo...entonces tendremos que romper la promesa, no?- 

-Honey...- 

-No te preocupes por mi. Encontraré a la persona adecuada y tu se que también.- Ella sonrió con dulzura y yo también sonreí. 

Se que encontraré a la persona adecuada porque... 

...Mi deseo es encontrar un amor correspondido. 

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