Deseo de Noah

Deseo de Noah

viernes, 12 de octubre de 2012

El deseo de Noah -Capitulo 17: Orígenes-


Capitulo 17: Orígenes

Seguramente se estarán preguntando porque hago esto, porque me he rebelado. Todo tiene su origen en mi mismo, en mi propia creación. Primero he de reconocer que soy un demonio. Puede que un demonio de bajo rango, pero lo sigo siendo. Antes de que yo naciera hubo una guerra entre demonios y ángeles  causado por el deseo humano. Esas criaturas, tan banales y desprotegidas, eran un manjar. Nos alimentábamos a base de sus sentimientos, los embotellábamos y lo administrábamos  no solo porque eran nuestro alimento, ademas nos nutrían y nos daban cierto poder. El sentimiento mas delicioso era el ''miedo''. Los ángeles los protegían de nosotros y de nuestras oscuridad desde hace milenios. Pero hace unos miles de años se cansaron de luchar. Era una batalla perdida. Sabían que siempre habría mas demonios que ángeles y no paran de nacer nuevos por nuestra culpa. Un día sin previo aviso, abandonaron el mundo humano, refugiándose en su propio mundo, pero como ultimo castigo, nos lanzaron tres maldiciones. Una de ellas nos obligaba a tomar una forma simple y pasiva ante los ojos de los humanos.

Cuando entrabamos en el mundo humano obteníamos un cuerpo de animal pequeño. Nuestro poder como demonios era casi ilimitado, capaces de moldear la realidad de los humanos. Aun que solo los de mas alto rango son capaces de moldear la realidad a su gusto, para los jóvenes es posible hacer un pequeño cambio, y le pusimos el nombre de ''Deseo''. Si un humano nos donaba su miedo, le daríamos un ''Deseo'', deformar su realidad, no podíamos hacer un exceso de esa deformidad, pero nos bastaba. Obviamente todos ellos acababan muertos, pero su ''alma oscura'' por haber sucumbido ante nosotros seguía allí. Así es como se formó los primeros oscuros. Esos oscuros eran el ''desecho'' del cuerpo después de ser comido y se llevaban las joyas. Era la segunda maldición de los ángeles. Así que cambiamos el trato hacia los humanos, si ellos derrotaban oscuros, les daríamos el ''Deseo''.

Cuando yo nací, no tenia recuerdos. Solo era un soldado, alguien a quien darle ordenes. Me llamaron Noah y era un animal negro como los demás de mi especie. Mis primeras misiones al mundo humano fueron normales, siempre volvía con una gema oscura. Hasta que me encontré a un chico, alguien que mas que caer en la oscuridad, la buscaba desesperadamente. Ese joven chico, rondando los 15 o 16 años no estaba muy agraciado con la diosa fortuna. Su hermana pequeña estaba gravemente enferma, rozando la muerte, y él era su única familia, fueron abandonados a su suerte en la calle. Ese muchacho deseaba con todas sus fuerzas que su hermana se recuperase. Yo no me negué y le di los poderes. A cambio de sus miedos, cristalizados y preparados para ser devorados mas tarde, cuando dejen totalmente el cuerpo del muchacho, empezó a matar oscuros, sin descanso. Su cuerpo sucumbía antes al cansancio que a la oscuridad, pero, milagrosamente, los venció a todos, los 1000 oscuros del trato.

Yo estaba maravillado, era la primera persona que conseguía hacerlo. Pero aunque su hermana recuperara la salud, el estaba lo suficiente ahogado en oscuridad para vivir. El, estirado en un oscuro callejón nevado, me miraba con dulzura, y yo miraba su joya, un colgante azul, que rebosaba oscuridad. Me acerqué a él, sabia que él comprendía la situación, que lo había manipulado, pero el me acarició con ternura.
-Noah...- susurró. Era la primera vez que escuchaba mi nombre de los labios de un humano, o eso recordaba.-Tu no tienes ningún deseo?- entonces me planteé mi vida, todo lo que había echo hasta ahora, de que servia? Valía la pena arrebatarles las vidas a estas ovejas? Notó que su comentario me había echo replantear muchas cosas, y apretó los dientes, esbozando una sonrisa torcida.

Antes de que pudiera replicar, ese chico se revolcó en el suelo, con espasmos y ahogando sus gritos de dolor. Un grito desgarrador rompió el silencio de la ciudad en invierno, y de su espalda salió un gran aura negra, tomando una forma grotesca. La oscuridad se compactó y apartó de un golpe su cuerpo humano y fue a tomar la joya azul. Yo me abalancé sobre él y lo mordí, obteniendo la joya, para después esconderme en un recoveco que yo mismo cree. Me puse el colgante y esperé a que el oscuro se fuera. Cuando se alejó, salí de mi escondrijo y fui a ver ese cuerpo inerte del muchacho, la espalda completamente desgarrada y la nieve manchada de sangre.
-Hyuu...- susurré su nombre. Empezó a llover, como si el cielo lo echara de menos. Las gotas caían en mi cuerpo, purificandolo y dándole un color como la nieve. Empecé a sentirlo todo. Eso que no comprendía  Dolor, Odio, Tristeza, Amor. Ahora recorrían mi cuerpo, calentándolo y dándole un nuevo tono. Mis lagrimas se mezclaban con la lluvia mientras no para de repetir el nombre de el joven entre sollozos .-Hyuu! Hyuu! Ya se cual es mi deseo...!-

Desde ese día busqué a una persona indicada. Y la encontré. La manipulé y la oscuridad la consumió y no me arrepiento de ello. Gracias a la oscuridad que emana de ella, mis poderes aumentaron  devolviendo mi cuerpo original. Con mi nuevo poder, rompí el cristal de la doble realidad. Un ''pliegue'' de esa realidad era donde eran capaces de verse a los oscuros. Los demonios estamos en el ecuador de estos dos pliegues,  mientras que las personas ''saltan'' de un pliegue a otro por medio de la trasformación e incluso hay uno que crea ''oberturas'' entre pliegues para poder mirar a través de este. Al romper este cristal, el oscuro fue visible a la gente corriente, justamente como yo quería  Escampar el temor entre la población, destruir unos edificios quizás e incluso matar un par de personas. Solo necesito que ''él'' se presente. Y cuando lo haga me da igual cuanto poder tenga o tan importante sea, lo derrotaré.

Apretaba mas fuerte mis uñas a ese cuerpo del oscuro al pensar en la destrucción. Haré lo que haga falta, porque el fue quien me dio la vida, y ahora yo quiero devolvérsela -Mi deseo es...que Hyuu vuelva a la vida!-

No hay comentarios:

Publicar un comentario